Y con 4 años para nosotras ir con Carlos a la verduleria de DonMario era todo un evento.
Desde temprano ya sabiamos qe a las 6 ibamos a comprar la verdura de la semana.
Pero ese dia, desde temprano ya sabiamos qe a las 6 ibamos a iniciarnos en el mundo de los adultos. Ibamos a fumar, ya estaba decidido.
La verduleria de DonMario era un lugar de hombres, de hombres qe hablan de futbol. De futbol y de pingos. De futbol, de pingos y de mujeres. De futbol, de pingos, de mujeres y del reuma (los viejos siempre hablaron y hablaran del reuma)
Y todas estas charlas de machos, se hacian lugar entre brocoli, esparragos y humo de tabaco.
Entramos. Carlos primero, nosotras tres atras.
Pau, la mas grande de las 3 ideo el plan. Lara y yo la seguiamos ciegamente:
- Cuando el viejo tira el cigarrillo, lo agarramos nosotras.
El viejo tiro el cigarrillo.
Un señor con olor a naftalina, 8 dientes de verdad y el resto adheridos con Corega tiro su cigarrillo. Todavia estaba encendido (y humedo)
Lo vimos, la panza se nos lleno de mariposas. Era nuestro!
Paula dio el primer paso, siempre daba el primer paso... Y el segundo y el tercero.
Lo agarro del piso, con la saliva del geronte todavia tibia en la boquilla del pucho. Entre las tres lo escondimos y nos fuimos a la casa del vecino a probar la delicia de la vida adulta.
Resulta qe a los 4 años, la vida adulta no era nada deliciosa. Al contrario, tenia gusto a vomito. Y multiplicado por tres.
Tras la merienda de las 5, a las 6 lo ultimo qe qerian nuestros cuerpecitos era el mareo qe causa el cigarro babeado por una persona 70 años mayor qe nosotras.
Vomito con tonada amarronada, con rastros de Nesquick y galletitas Lincoln, fue lo qe me llevo a dejar el vicio por los siguientes 17 años.
Desde temprano ya sabiamos qe a las 6 ibamos a comprar la verdura de la semana.
Pero ese dia, desde temprano ya sabiamos qe a las 6 ibamos a iniciarnos en el mundo de los adultos. Ibamos a fumar, ya estaba decidido.
La verduleria de DonMario era un lugar de hombres, de hombres qe hablan de futbol. De futbol y de pingos. De futbol, de pingos y de mujeres. De futbol, de pingos, de mujeres y del reuma (los viejos siempre hablaron y hablaran del reuma)
Y todas estas charlas de machos, se hacian lugar entre brocoli, esparragos y humo de tabaco.
Entramos. Carlos primero, nosotras tres atras.
Pau, la mas grande de las 3 ideo el plan. Lara y yo la seguiamos ciegamente:
- Cuando el viejo tira el cigarrillo, lo agarramos nosotras.
El viejo tiro el cigarrillo.
Un señor con olor a naftalina, 8 dientes de verdad y el resto adheridos con Corega tiro su cigarrillo. Todavia estaba encendido (y humedo)
Lo vimos, la panza se nos lleno de mariposas. Era nuestro!
Paula dio el primer paso, siempre daba el primer paso... Y el segundo y el tercero.
Lo agarro del piso, con la saliva del geronte todavia tibia en la boquilla del pucho. Entre las tres lo escondimos y nos fuimos a la casa del vecino a probar la delicia de la vida adulta.
Resulta qe a los 4 años, la vida adulta no era nada deliciosa. Al contrario, tenia gusto a vomito. Y multiplicado por tres.
Tras la merienda de las 5, a las 6 lo ultimo qe qerian nuestros cuerpecitos era el mareo qe causa el cigarro babeado por una persona 70 años mayor qe nosotras.
Vomito con tonada amarronada, con rastros de Nesquick y galletitas Lincoln, fue lo qe me llevo a dejar el vicio por los siguientes 17 años.
Comentarios
A mi, mi tia me hizo probar a los 3 años.. me paso lo mismo, solo q mi vomito fue leche cortada..
se ve que a mi me gusto la baba del viejo porque le segui dando al pucho largo y tendido!
y buen, siempre fui una precursora!
jaja
larga vida a todo lo que se fuma!!
jaja
se sabe que pol desde nacidas nos llevaba por los senderos mas turbios que podia haber...
y como olvidar el horario de los mandados... don mario, porota (que siempre ligabamos algo, y ni hablar el NORRRRRRRRRRRTE donde clavabamos nuestros deditos en las cremas dermaglos cerradas)
te amo conchuda!
podes aparecer y llamarme??
larita!