Paseando por La Boca, en esas recorridas urbanas qe solemos hacer con una de mis mejores amigas, la encontramos.
Estaba ahi sentada, en el cuarto de un conventillo. Cuarto pintado de color turqesa (color qe odio desde lo mas profundo de mi corazon).
Era verano, hacia calor y tenia un turbito, de esos qe hacen ruido molesto, qe la apuntaba directamente.
Raices blancas y un rojo furioso qe recorria el resto de su pelo... y llegaba hasta sus uñas, largas y descuidadas, pero rojas, muy rojas.
Lo unico qe le faltaba para ser la tipica vieja loca de barrio porteño eran los 7 gatos y la bolsa de nylon con el tejido a crochet...
Tenia una mesita. Un termo y el mate.
- Les gustan?
Nos pregunto mas qe segura de qe la respuesta era afirmativa.
Las paredes del cuarto del conventillo estaban cubiertas con pinturas... Lindas pinturas.
Todo era fuego, no se... Chorreaban colores, no se. De alguna manera parecia qe esos cuadros se movian, tenian vida.
Si, nos gustaban.
Empezo a hablar y no paraba. Nos ofrecio mate y seguia hablando.
Paris, New York, Holanda, Bélgica, Austria, España, bla, bla, bla...
Nos conto de su romance con Dali (creo qe ahi invento un poco), de sus aventuras con Warhol y su busqeda por transponer los cuentos de Borges en sus obras.
Suena re aburrido, lo se.
Pero la manera qe tenia de contar las cosas, sus mates y el aire fresco qe emanaba el turbito, hicieron de mi tarde con Rachel Lebenas un lindo recuerdo.
"Viendo su obra, uno se da cuenta de que el verdadero arte no se aprende en ningún lugar..."
Estaba ahi sentada, en el cuarto de un conventillo. Cuarto pintado de color turqesa (color qe odio desde lo mas profundo de mi corazon).
Era verano, hacia calor y tenia un turbito, de esos qe hacen ruido molesto, qe la apuntaba directamente.
Raices blancas y un rojo furioso qe recorria el resto de su pelo... y llegaba hasta sus uñas, largas y descuidadas, pero rojas, muy rojas.
Lo unico qe le faltaba para ser la tipica vieja loca de barrio porteño eran los 7 gatos y la bolsa de nylon con el tejido a crochet...
Tenia una mesita. Un termo y el mate.
- Les gustan?
Nos pregunto mas qe segura de qe la respuesta era afirmativa.
Las paredes del cuarto del conventillo estaban cubiertas con pinturas... Lindas pinturas.
Todo era fuego, no se... Chorreaban colores, no se. De alguna manera parecia qe esos cuadros se movian, tenian vida.
Si, nos gustaban.
Empezo a hablar y no paraba. Nos ofrecio mate y seguia hablando.
Paris, New York, Holanda, Bélgica, Austria, España, bla, bla, bla...
Nos conto de su romance con Dali (creo qe ahi invento un poco), de sus aventuras con Warhol y su busqeda por transponer los cuentos de Borges en sus obras.
Suena re aburrido, lo se.
Pero la manera qe tenia de contar las cosas, sus mates y el aire fresco qe emanaba el turbito, hicieron de mi tarde con Rachel Lebenas un lindo recuerdo.
"Viendo su obra, uno se da cuenta de que el verdadero arte no se aprende en ningún lugar..."
Alexander Ovtcharov
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